La inusual amistad de un vasco y un guineano y su extraordinario relato sobre un viaje que nunca debió ocurrir

Ibrahima Balde no quería irse a Europa. Dejó su Guinea natal para seguir los pasos de su hermano hasta Libia, donde se le había perdido el rastro. Al final, fue él quien terminó al otro lado del mar. Lo cuenta en primera persona en «Hermanito», escrita por Amets Arzallus.