Noboa es reelegido como presidente de Ecuador

Por Iván Acosta
Hola, qué tal
Quito (EFE).- Daniel Noboa, el presidente más joven de Latinoamérica y de la historia democrática de Ecuador, logró a sus 37 años ser reelegido para un mandato completo (2025-2029), en el que continuará su política de «mano dura» contra la delincuencia y de liberalización de la economía ecuatoriana.
Noboa, quien calificó de «histórica» esta victoria, superó con más de un millón de votos a su rival, Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana, liderado por el expresidente Rafael Correa (2007-2017), si bien ella no ha aceptado los resultados y asegura que ha habido «fraude».
Con el lema «Un nuevo Ecuador», este outsider de la política dio la campanada en las elecciones extraordinarias de 2023, y ahora, con este nuevo triunfo, fortalece la percepción de que América Latina ha dado un giro hacia liderazgos jóvenes, tecnocráticos y promercado, más alineados con Estados Unidos y con énfasis en la seguridad.
Así, Noboa, nacido en Miami (Estados Unidos) en 1987, se consagró hoy como político y ratificó el gran sueño que no alcanzó su padre, el magnate del sector bananero y cinco veces candidato presidencial Álvaro Noboa, poseedor de una de las mayores fortunas del país, de la que Daniel es heredero.
El joven empresario pertenece a la generación millennial (los nacidos entre 1980 y 2000), y eso lo convierte en un político y presidente disruptivo: habla poco públicamente, prefiere comunicarse por redes sociales en lugar de por los medios tradicionales y tiene como principio que el fin justifica los medios, en determinadas situaciones.
Sus discursos, como el proclamado tras conocer los resultados este domingo, no suelen durar más de cinco minutos, mientras que sus vídeos en TikTok —donde incluso se burla de sus rivales políticos— han sido claves para llevarlo a la Presidencia.
En su corta administración, no le ha temblado el pulso para tomar decisiones polémicas e impopulares, como la «guerra» declarada al crimen organizado, una lucha que se ha visto empañada por denuncias de violaciones a los derechos humanos, frente a las cuales el mandatario respalda a las fuerzas estatales.
También implantó reformas económicas impopulares para equilibrar las cuentas públicas y, en el ámbito exterior, ordenó asaltar la Embajada de México para detener al exvicepresidente correísta Jorge Glas, quien había recibido asilo al declararse perseguido político por las condenas y procesos por corrupción que acumula desde 2017.
La irrupción en la embajada provocó una grave crisis con México y lo enemistó con muchos Gobiernos de izquierda de la región.
Noboa ha dejado claro que es un «pésimo enemigo a tener». A su vicepresidenta, Verónica Abad —con quien se enemistó—, encontró la forma de mantenerla alejada del Gobierno hasta que fue suspendida. Primero la envió a Israel como embajadora; luego el Gobierno la suspendió del cargo, medida que fue anulada por la Justicia; para después enviarla nuevamente a Turquía.
Con su exesposa, Gabriela Goldbaum, también está enfrentado por la custodia de su primogénita, hasta el punto de que ella lo ha acusado de ejercer violencia vicaria. Tras el proceso de divorcio, Noboa confrontó incluso a la aseguradora española Mapfre por una filtración de datos bancarios.
Noboa se considera de centroizquierda, y en sus comienzos políticos era admirador del presidente brasileño, Inácio Lula da Silva. Pero sus acciones lo sitúan, en la práctica, más cerca de la derecha neoliberal. Sus adversarios lo tildan de «caprichoso» y lo acusan incluso de «actitudes dictatoriales».
El expresidente Rafael Correa lo llama ‘Calígula’. Pero Noboa ha demostrado astucia política para aplicar, sin revueltas sociales, medidas que hicieron tambalear a otros Gobiernos, como la subida del IVA o la reducción de los subsidios a las gasolinas.
HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS